Reseña: Papaito piernas largas - Jean Webster

Título: Papaito Piernas Largas

(Daddy long legs)

Autor: Jean Webster

Género: Narrativa extranjera

Editorial: Mateu

Encuadernación: Dura

Páginas: 239

Primera publicación: 1912

(de esta edición 1958)

Jerusha Abbot es una huérfana que ha llegado a la edad límite en el orfanato donde vive, hacen una excepción permitiéndole que trabaje allí, pero tiene que hacer algo con su vida cuanto antes, porque no puede permanecer en el orfanato ya que ya no es una niña. Un día aparece un misterioso benefactor que se ofrece a costearle su educación como escritora en un colegio privado. Ella no sabe quién es este hombre, solo ve de él unas piernas muy largas en la escalera. Una de las condiciones que pone su benefactor es que le escriba cartas contándole sus progresos, y Jerusha, al no saber su nombre, le llama “Papaíto Piernas Largas”.

Para empezar, como siempre os cuento como llegó este libro a mi estantería. Precisamente vi que otra booktuber lo había leído y recomendado, pensé que era un libro actual, hasta que entré en Todocolección y ví muchísimas ediciones antiguas de él, y es que se escribió en 1912. La autora, cuyo seudónimo es Jean Webster, en realidad se llamaba Alice Jane Chandler Webster y vivió entre los siglos XIX y XX.

La narradora del libro es la propia Jerusha, ya que se trata de un libro epistolar, son las cartas que le escribe a papaíto piernas largas desde el internado. Y al tratarse de un personaje tan joven, tan inteligente y a la vez tan sincero y elocuente, resulta muy divertido todo lo que cuenta en sus cartas.

Pero no es solo diversión lo que encuentras en las cartas de Jerusha, sino que, como ha vivido en un orfanato, no ha conocido muchas cosas durante su niñez, y es ahora, en los años en el internado, y con el dinero que le manda Papaito Piernas Largas, cuando puede descubrir y aprender muchísimas cosas que se ha perdido a lo largo de su vida. Y es muy emocionante como las va descubriendo, es interesante leer sus reflexiones en las cartas y sus reacciones.

Por ejemplo, durante sus estudios, Jerusha se interesa por la lectura, y empieza a descubrir muchísimas obras clásicas, con lo cual, además, te da una idea de muchos libros para leer, como: David Coppefield, Ivanhoe, La feria de las vanidades, Retrato de una dama, etc.

El ritmo del libro es rápido, las páginas pasan volando, porque la autora escribe de una manera directa y sencilla, pero en absoluto pobre. Cómo os digo siempre, “ya nadie escribe así”, y leerlo es un completo placer. Pero lo más importante es lo que dice, lo que comunica, la profundidad de algunos mensajes, lo cierto es que dice verdades como puños. Muchas de las cosas que Jerusha decide para su propia nueva vida son consejos maravillosos que todos deberíamos seguir. Y es en gran parte lo que he puesto en la parte de frases que me gustaron.

Os recomiendo encarecidamente este libro, ya que es uno de esos libros que he disfrutado en cada página, es muy especial, y muy divertido, y todos deberíamos tener una sonrisa en la cara cuando leemos un libro. Realmente, espero que lo leáis y que os guste.

Os dejo algunas frases que me gustaron:

Página 67: “¿Tiene antecedentes de que se haya presentado en alguna ocasión un cúmulo semejante de sucesos desalentadores? No son las grandes contrariedades de la vida las que requieren más carácter. Cualquiera puede afrontar una crisis y desafiar con valor una tragedia aplastante; pero reír frente a las pequeñas incomodidades y molestias de la vida diaria creo que es lo que exige un verdadero espíritu.

Y ese es el carácter que yo voy a crearme. Imaginaré que la vida no es más que un juego en el que se debe participar lo mejor y lo más hábilmente que se pueda. Si pierdo, me encojo de hombros y me echo a reír, y si gano, también.”

Página 74: “No estoy de acuerdo con los que afirman que la adversidad, el dolor, la pena y la decepción desarrollan la fortaleza moral. Desconfío de los misántropos.”

Página 123: “Qué muera en el ayer el mal que allí llegó.”

Página 133: “Todo el mundo debe tener una niñez dichosa, cuyo recuerdo sirva para aliviar los contratiempos y las penalidades que puedan sufrir en la lucha por la vida. Y si alguna vez tengo hijos míos, no permitiré que ellos sufran ni tengan preocupaciones hasta que sean mayores, por muy desdichada que yo sea.”

Página 177: “De ahora en adelante voy a vivir una vida intensiva. Voy a disfrutar todos los segundos y a enterarme de que disfruto mientras estoy disfrutando. La mayoría de la gente no vive: corre una carrera. Se esfuerza por alcanzar una meta distante, en el horizonte, y en el acaloramiento de la carrera quedan sin aliento, jadeantes, y no ven la comarca serena y hermosa que atraviesan, y cuando quieren darse cuenta están viejos y agotados y ya es lo mismo que lleguen o no al punto que se proponían.”